Palito & Rooh
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Monumental Palermo: Montoya despejó bajo y el Loco la interceptó de cabeza y la mandó a guardar desde 35 metros. El goleador de Boca llegó a los 200 goles en Primera en torneos locales y quedó a seis del récord de Bianchi. Cada día más grande. Cada día más goleador. Así, Boca le sacó el invicto a Vélez y tomó aire.

Pidan, chicos, pidan. Que Martín Palermo cumple todos los deseos. ¿De zurda? Decenas. ¿De derecha? Varios. ¿De chilena? Sí, también. ¿Con los dos pies? Sí, uno, de penal. Y si algo le faltaba al Loco, ahí está, de cabeza desde casi la mitad de la cancha. Insólito. Unico. A lo Palermo.
Después de sus dos goles con la Selección, el miércoles en Córdoba, Palermo volvió a su casa con el gol en la garganta. No tuvo chances claras. Pero bastó que una pelota le pasara cerca, como ese despeje bajo de Montoya, para que el Loco muestre toda su jerarquía de cabeceador. Saltó unos centímetros para encontrar la altura de impacto, aprovechó la potencia con la que venía la pelota y le metió dirección con el movimiento de cuello. ¿Gol de pavota? Noooo, amigo, que nadie se confunda... Lejos está ese gol de ser una casualidad, o un accidente de goleador en tarde iluminada, a no confundirse. No fue un gol de goleador. Fue un gol de Palermo.
Y si el gol fue increíble, destinado a los libros, otra página de su libro, otra escena de su vida de película, el festejo estuvo a la altura. Propio de una megaestrella, con reverencia al público, brazos en cruz, torso desnudo, sonrisa de agradecimiento y cara de qué más quieren.
Ahora a Martín, que no estará el jueves con Racing, lo espera otra tarea titánica, a su altura, que es clasificar a la Selección al Mundial de Sudáfrica. Así quedará en los libros si es que esta racha se estira contra Perú.
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