Palito & Rooh
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Perdimos 2 puntos
El equipo de Basile se levantó después de jugar un pésimo primer tiempo en el que era superado. Empató, pudo ganarlo en la última de Pochi y la punta sigue a tiro.
A esa altura del partido, era otro equipo. Cuando Gaitán no la colocó, cuando Paletta no la sopló, cuando Chávez no la punteó, Boca ya había resucitado de su propia muerte. Porque el once de memoria del Coco estuvo, por lo menos, 45 minutos sin tomarle el pulso al clásico. Es cierto que en esas jugadas hasta pudo ganarlo. Porque el gol de Palermo no sólo lo devolvió al partido, sino que hasta lo levantó, lo animó, lo hizo creer en la victoria. Pero el video del Súper hay que detenerlo antes. Cuando un River inesperado, y un primer tiempo olvidable, anunciaban el peor escenario. Por eso, el punto vale.
Vale porque Boca se encontró, en el arranque, rodeado de circunstancias adversas. Algunas generadas por un rival que lo superó, que demostró en ese primer tiempo jugarse el resto del campeonato. Y otras, propias, que no supo resolver. El equipo del Coco, al fin de cuentas, se fue al entretiempo con un Riquelme desconocido, con un Palermo desconectado, con un Battaglia perdido, con un Ibarra lesionado, con un penal en contra atajado que duró un suspiro y con un mazazo de tiro libre. Y cuando regresó, pasó de buscar acomodarse con un hombre de más a quedarse en un ratito sin otro defensor, el que mejor venía jugando. Demasiado para pensar que sí, que el partido podía cambiar. Si el empate por entonces ya cotizaba, por qué no a resultado puesto.
Si Boca así y todo no perdió, si logró superar su peor primer tiempo (y el mejor del año de su rival), si zafó del tiro en el palo de Abelairas, si no se alejó mucho más de la punta del torneo (ahora es Colón el que le lleva seis pero debe enfrentarlo), si ya pasó un partido de inflexión (y de tensión) para cualquier equipo como es un clásico, si entre los de arriba no hay ninguno que logre consolidarse, si al campeonato todavía le queda la mitad del camino por andar y si en la carrera por la clasificación a la Copa le descontó a San Lorenzo, Huracán, Independiente y Gimnasia, pues entonces hay razones para ver este empate con ojos más grandes.
Que Basile arriesgó y fue por más al rearmar su defensa con Medel, Paletta y Monzón tras la roja a Cáceres, que Gaitán volcado sobre la derecha cambió su imagen y le desequilibró el equipo a Astrada, que Riquelme apareció con otro protagonismo (además de su magistral asistencia a Palermo), que el eterno goleador necesitó sacarse la máscara para meter la primera que tuvo y que River se quedó sin resto, son marcas de la otra realidad, de aquellas que Gaitán, Paletta y Chávez, en la última jugada, quisieron mostrar. Pero ahí, señores, Boca ya era otro equipo... |
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